12.31.2008

Twitter-Entrevista a @cafebalcon, el Primer Usuario de Twitter en México

Ayer decidí visitar twitterholic.com para encontrar mi ranking en Twitter, encontré datos personales y generales muy interesantes, pero al visitar a los usuarios en México, que por cierto se suman cada vez más, me sorprendió que el miembro más antiguo registrado en la patria que tanto extraño resultara ser @cafebalcon, a quien yo sigo desde hace tiempo.

Tuve la inquietud de saber acerca de la experiencia de 2.4 años de @cafebalcon en Twitter, este micro-blog cada vez más famoso y que ha crecido de forma impresionante en número de miembros en los últimos meses.

Aquí les presento mi primer Twitter-entrevista:

@laquesefue: ¿Cómo conociste Twitter?

@cafebalcon: Gracias a una amiga, que a su vez un amigo recién se lo había presentado, fue un efecto cadena. Ella ya no lo usa pero aún la tengo agregada.

@laquesefue: ¿Cuantas personas calculas que estaban usando Twitter en idioma español en ese entonces, hace 2.4 años?

@cafebalcon: Me imagino que solo cuatro: mi amiga, su amigo, mi hermana y yo. Acá en México todo lo que es Internet tarda en ser parte de la sociedad.

@laquesefue: A pesar de los 2.4 años en Twitter mantienes un perfil bajo, tienes 36 seguidores y sigues a 31, mientras otros usuarios tratan de acumular seguidores, ¿a que se debe?

@cafebalcon: Intento involucrarme solo con personas que me dejan buenas experiencias y conocimientos, no considero a Twitter como un arma de popularidad.
En cuanto a los que me siguen, creo que ha sido circunstancial, en mi Twitter no aplica "me reservo el derecho de admisión".

@laquesefue: ¿Qué opinas del desarrollo de Twitter en estos últimos 2.4 años?

@cafebalcon: Ha crecido a pasos gigantes, ayuda mucho que este de moda en ciertos sectores informativos (blogs, podcast, amigo del amigo)

@laquesefue: ¿Crees que podríamos perder nuestras habilidades para relacionarnos en nuestra vida real debido a las herramientas de “social media”?

@cafebalcon: No creo, Twitter no va a remplazar un abrazo, una sonrisa, o el beso de tu pareja, las herramientas sociales son eso, herramientas. Twitter no va a evitar que nos relacionemos a "la manera clásica", solo lo enriquece.◄

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Twitterholic señala a @cafebalcon, cuyo nickname es mAce, como el primer usuario registrado en México, y tiene su sitio cafeenelbalcon.com, con entretenidos podcasts. Agradezco su accesibilidad y tiempo para la Twitter-entrevista.



Tweet, Tweet, Tweet

El día de mañana, 1 de Enero del 2009, se cumplen 5 meses de haberme unido a la locura de Twitter, mis primeros mensajes fueron esporádicos y solitarios, no me dio mi gana seguir ni al único usuario que conocía y con quien tengo una relación de pareja; sin acordarlo formalmente, decidimos ambos conservar nuestra privacidad, ya que nuestras vidas están ya de por sí demasiado entrelazadas. Al igual, nadie me siguió las primeras semanas, así que lo que experimenté fue un monólogo cibernético bastante cómodo para mi estilo de vida que se caracteriza por el miedo enfermizo a socializar.

La pregunta que Twitter me hacía era ¿Que estás haciendo?, mi respuesta consistiría en no más de 140 caracteres, característica por la que Wikipedia define a este servicio gratuito como micro-blog. Pensé que debía ser yo una especie de Rock Star en cualquier área laboral para que mis actividades valieran la pena conocerse, y ganar así algunos seguidores. Yo me siento demasiado ordinaria, lo que yo hago no es nada relevante más que para mí, por ejemplo, no es lo mismo que laquesefue diga “me estoy sacando el moco”, lo que creo causaría asco, a que conocidos usuarios de Twitter como Tina Fey o MCHammer lo digan, haciéndolo cómico y divertidísimo ¿Comprenden mi punto?.

Leí que Twitter es una herramienta que mantiene a los amigos unidos y construye nuevas amistades, sentí un deja vu, no estaba segura de querer volver a la época del mIRC, herramienta que usé los primeros años de la universidad donde algunas veces conseguí desastrosas citas a ciegas, numerosos comentarios sexuales desagradables y hasta acoso telefónico. El chat mIRC era un mundo cibernético donde los depredadores y adolescentes con fantasiosas identidades predominaban, con toda la libertad que el anonimato puede ofrecer.

Conforme los días pasaron fui sintiéndome más cómoda con Twitter, decidí participar principalmente en el idioma que predomino que es el español, y satisfacer mi necesidad de comunicarme con gente que vive en México, donde crecí y viví tan buenos años, así como con gente de otros países de Latinoamérica, sin dejar de lado a quienes en Estados Unidos vale la pena también prestar atención. Descubrí que si empezaba a seguir a otros usuarios, varios de ellos me seguirían también. Mi teléfono celular, en este caso mi iPhone, me ayudó a participar desde donde me encontrara, eso fue un plus para seguir usando Twitter.

En mi opinión, Twitter ha dejado de ser el ¿Qué estás haciendo? para ser el ¿Qué hay de nuevo? Cada día es más importante en todo este nuevo mundo de comunicación bautizado como “Social Media”. Además de acercarnos como seres humanos, lo utilizamos para informarnos de lo que pasa en el mundo y lo que tiene para ofrecernos, indiscutiblemente para algunos de los usuarios forma parte importante en la toma de muchas de nuestras decisiones, prueba de ello es la lista interminable de las cadenas de televisión, radio, medios impresos, además de las empresas a nivel mundial que se han unido tan activamente a Twitter. Me parece que el éxito de Twitter radica en que tiene un uso personalizado, cada uno de los usuarios le da una función diferente según sus intereses, necesidades y personalidad.

En un inicio Twitter me ayudó solo como terapia para la moderada fobia social que sufro, luego me motivó a abrir este blog, a volver a informarme y a escribir activamente como la reportera de medios que alguna vez fui. Cada día encuentro más y más maneras de utilizarlo, estoy ansiosa por sacar el mayor provecho,
y tú, ¿Ya tienes Twitter?



12.28.2008

La Raíz

Los sueños algunas veces pueden llegar a ser reveladores, y el que tuve aquella tarde de diciembre fue doloroso y revelador. Me había quedado dormida al mediodía en el amplio sillón del salón mientras veía el televisor. Me debía varias horas de sueño y estaba ansiosa por recuperarlas al fin. Me dormí al instante, siempre pasa cuando no hay preocupaciones ni pendientes, cuando siento que todo va bien, de lo contrario, me ataca el insomnio.

Las imágenes en mis sueño empezaron de forma muy clara, era como una película de acción que yo protagonizaba donde debía tomar las decisiones correctas y hacer los movimientos corporales exactos para llegar a un final heroico, y lo estaba haciendo de maravilla, pero había algo en común en cada escena: mi madre estaba ahí observándome con ojos vigilantes y acusadores, de forma inexpresiva reprobaba cada uno de mis actos. Empecé a sentirme incómoda e insegura, cometí torpezas y terminé por alejarme de los demás personajes, a pesar de que parecían necesitarme para seguir existiendo. Me escondí entre automóviles planeando robar uno de ellos, el de mi propia madre, para salir huyendo. Ella me descubrió y me avergonzó frente a un montón de gente que se había acercado con curiosidad a ver lo que pasaba.

La imagen fue sustituida por una mujer que tenía la cabeza entre sus piernas, las que fuertemente abrazaba, en un estado vulnerable y desolador. Era yo, y trataba de encogerme en esa silla de plástico naranja de una sucia terminal de autobuses donde había mucha gente esperando sentada, o caminando en alguna dirección. Con los ojos cerrados recordé a mi madre que desde la infancia hasta mi edad adulta me decía cómo vestir, cómo comportarme en público, que me parara derechita, que ocultara mis prominentes pechos con sostén ortopédico, que no me pusiera lápiz labial rojo, que no dijera malas palabras, que el vestido aquel que me gustaba tanto se me veía muy mal, que si mi prima parecía modelo y yo era una desgarbada, que confesara frente al cristo si era virgen o no, que si que iba a pensar la gente si hacía esto o lo otro, que no hiciera el ridículo, que mejor no llamara la atención.

Ahí sentada junto a una maleta pequeña de tela, negra y vieja, y con destino desconocido, se me fue formando un nudo en la garganta cada vez más grande, llorar parecía inevitable entre tanta gente que parecía distraída en sus propios asuntos, leyendo el periódico, revisando sus cosas, platicando con quien tenían a su lado, pero que en realidad estaba secretamente a la expectativa de mis actos. Esperaban pacientemente con deseo morboso a que llorara, y no sería un llanto silencioso, no, el nudo en la garganta cada vez mas grande y doloroso encontraría alivio sólo con alaridos desgarradores de profundo sufrimiento acumulado. Abrí la boca, sentí el aire llenando mis pulmones, iba a empezar a llorar escandalosamente, algunos me verían atónitos, algunas señoras se acercaría a consolarme para sentirse bien consigo mismas.

Desperté en mi sillón… el nudo estaba ahí, mi boca abierta y mis pulmones demandando desesperadamente exhalar todo ese aire. Un ataque de ansiedad vino en vez del llanto, esa respiración entrecortada y agitada duró unos segundos hasta que recordé el sueño que había tenido. Sintiéndome agradecida por la privacidad, lloré como no recuerdo nunca haberlo hecho, las lágrimas corrían con una rapidez irreal.

A continuación, sentí toda una geografía de emociones. Fui al baño y en el espejo observé el reflejo de una mujer desconocida con el rostro surcado por un caminito irregular de rimel Chanel. Sentí que debía dispararle con la secadora de cabello que estaba sobre el lavabo, por la mirada perdida, deduzco que estaba bien dispuesta a morir. Le disparé, pero la mujer seguía ahí, tomó un kleenex y se limpió descuidadamente la cara.

Regresé al sillón para continuar analizando el sueño mientras las lágrimas seguían rodando. Sabía que significaba, era ella la raíz, ¿había llegado a la razón de mi fobia social, finalmente? No recuerdo haber leído en mis varios libros de psicología que encontrar la raíz de una fobia era igual que encontrar la cura. La cura para las fobias consiste muchas veces en la exposición, y aunque la relación actual no es mala, no estoy segura de querer repetir la convivencia con mi madre. Sin embargo, sentí un alivio cálido y estremecedor, y sonreí mientras aún lloraba, ¿alguno de ustedes ha sonreído y llorado al mismo tiempo? Provoca una sensación liberadora, como si el alma se saliera un poquito del cuerpo.

 

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